Amigos, disfruten este
pequeño relato de sabrosa fisiología narrada con dificultad por un ingeniero.
El ciclismo es un deporte
sobre un vehículo que es movido por una máquina que trabaja con adrenalina.
Nuestro cuerpo, piernas, tronco y brazos, apoyado
en el manubrio y en el sillín, acciona los pedales para conseguir el avance de
la bicicleta. El motor de nuestro cuerpo es ciertamente el corazón, un músculo
fascinante que se contrae y se expande de forma rítmica sin parar (bueno, eso
les deseo a todos!), y está empacado por una buena cantidad de mitocóndrias,
que son pequeños órganos productores de energía.
Básicamente, el corazón es
una bomba que impulsa sangre, oxigenada por los pulmones, y que luego es
irrigada por todo el cuerpo, y en nuestro caso en especial a los músculos de
las piernas. Venas y capilares hacen el trabajo de traer de nuevo al corazón la
sangre ya cargada con CO2 como resto de los procesos que producen energía. El
CO2 se remueve de la sangre en el corazón y se va a los pulmones para ser
exhalado. Luego la sangre se vuelve a oxigenar con la respiración y el ciclo
vuelve a empezar.
La adrenalina es una hormona
ubicada en la parte superior del corazón que actúa como una bujía que da
impulsos eléctricos para mantener activa esta maravillosa bomba.
Medimos la intensidad de
trabajo del motor de un carro en revoluciones por minuto. De forma similar, la
intensidad de nuestra bomba la medimos en pulsaciones por minuto, y para
hacerlo nos valemos de la avanzada tecnología de un pulsómetro.
Existen en la actualidad tres formas de medir la intensidad del entrenamiento, a saber:
a) La tasa de ejercitación percibida (RPE, por sus siglas en inglés),
b) Las pulsaciones del corazón, y
c) La potencia con que hacemos avanzar la bicicleta con las pedaladas.
La primera está obsoleta, aunque no negamos que Miguel Indurain usándola ganó varios de sus 5 Tour de France. La segunda es considerado lo básico para no entrenar a ciegas y saber qué estamos haciendo. En combinación con un medidor de cadencia es una herramienta sumamente útil. Finalmente, el potenciómetro es el estándar dorado del entrenamiento moderno. Combinado con un pulsómetro,un medidor de cadencia y un adecuado plan de entrenamiento, hace de ti el mejor ciclista que pudiste ser (al menos eso prometen los autores y ciclistas que lo usan). En cualquiera de los casos, medir la intensidad con la que trabaja nuestra máquina será fundamental en nuestro plan de entrenamiento.
Me despido. En Fisiología 202
aprenderemos las formas de producir energía en nuestra máquina y cómo empezar a
relacionarlas con el entrenamiento y la carrera.
Freddy.
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