En Coro, no sé en otros lugares, la mayoría de las carreras
son así, el viernes en la tarde te enteras que hay una carrera el domingo. Y no
hay que protestar porque en los últimos años las carreras aquí son más bien
pocas. Así que más bien hay que asistir en masa con la mejor disposición y
felicitar y colaborar con los organizadores en lo que más se pueda; esto
garantiza la continuidad.
Ese domingo no estaba seguro si iba a haber
carrera pues los MTB organizaron—ese mismo día—una carrera con recorrido 80% de
asfalto con premios en metálico, y varios de los ruteros prometieron ir allá a sacarles
la tarea a los montañeros. Le dije a mi esposa que no me acompañara a la carrera
porque no era segura y si no había entonces me iría a pagar las 3 horas que
todavía debía de las 20 de la semana.
Finalmente hubo la carrera. Vinieron ciclistas
del Zulia, Dabajuro (bueno, que son falconianos que hablan maracucho, jeje), y
Punto Fijo. En categoría Máster B competí con otros cuatro ciclistas, dos de
ellos conocidos adversarios de postín en esta categoría, pero que yo sabía
que no estaban en su mejor momento de entrenamiento (bueno, al igual que yo).
Nos dieron la partida, juntos a los Élite con
los Máster, bajo un inclemente sol de 10 y media de la mañana, y con una brisa
fuerte y sostenida de este a oeste. En nuestro caso, Máster B, informaron que
la carrera sería de 8 vueltas al circuito de 3.5 km en una parte de la Avenida
Ramón Antonio Medina de Coro.
Luego de la primera vuelta al circuito salió un
ataque de los B, que anulamos casi de inmediato. Yo estaba cumpliendo mi plan
inicial, mantenerme en el lote y hacer un intento de escapada en cada vuelta
solo para probar cuánto aguantaba. Como les he dicho antes, a este punto estoy
lejos de los entrenamientos en zonas de tolerancia de lactato, así que mis
escapadas no son en serio.
En la tercera vuelta me escapé contra el viento
con el procedimiento estándar, es decir, partes duro desde la cola del lote y sostienes. Al
recortar para la dar la vuelta miré atrás esperando tener al lote conmigo…pero no
había nadie O.O.
Me dediqué a hacer entonces lo que más me gusta
del ciclismo, correr solo a paso sostenido. Disfruté mucho controlar mis pulsaciones,
mantener la velocidad, sostener la posición aerodinámica en contra del viento
por varios minutos, tomar las vueltas. Bueno, todo hay que decirlo, disfruté
también pararme en barra (simulando que le estaba dando duro), para que mis
cansados adversarios sufrieran más al verme…eso se llama machacar o desmoralizar (no es nada personal, es parte del deporte).
Faltando vuelta y media para terminar, con una
considerable ventaja en la escapada, con los míos cansados y yo enterito, me
vino a visitar San Pinchazo "El Inoportuno" y tuve que atenderlo; ya saben cómo
se pone de antipático en un circuito cerrado. Fin de la carrera para mí. Pero fue falta mía porque en el giro de la vuelta 6 pelé el pedal y como no quería enganchar de nuevo, tuve que mirarme los pies como cuando pierdes el paso bailando salsa, y ¡pam!, me le metí inadvertidamente a una alcantarilla; lo que más tarde creo que originó el pinchazo. Lo pude haber evitado pues bastante que Jovanny Amaya me dijo que cambiara las calzas de las zapatillas y que no caminara con ellas.
Les confieso el duro golpe para el ego. Sobre
todo cuando ves una mesa llena de preciosos trofeos y sabiendo que merecías que
uno tuviera tu nombre, y que lo perdiste posiblemente por tu torpeza y falta de cuidar los detalles.
Pero el ciclismo enseña así una gran lección de
vida. Es un deporte duro donde, para ganar, no solo depende de ti, sino de otros múltiples factores que están fuera de tu control. De modo que hay que levantarse y no perder el ánimo. Aplaudir a los organizadores y
felicitar a los vencedores. Enseguida hay que concentrarse en la tarea, en los
objetivos de la carrera. Mi evaluación es que el mesociclo de Base está dando
sus frutos; la capacidad aeróbica del mi sistema cardiovascular, esa que es la
base de tu performance, está aumentando progresivamente. Los sinsabores de
estas carreras de entrenamiento están ayudando a fortalecerme mentalmente y a
corregir detalles que luego marcan la diferencia.
La noche de ese domingo estaba ya encima del
rodillo pagando las horas que debía de la semana. Probablemente me estoy
haciendo un mejor ciclista, pero de lo que estoy seguro es que el ciclismo me
está haciendo una mejor persona. ¡Pa’lante!
Freddy.
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